Conoce los métodos utilizados en la purificación y potabilización del agua para eliminar contaminantes, generar productos de calidad y cumplir la normativa.
Los métodos utilizados en la purificación y potabilización del agua son de vital importancia, no sólo para garantizar que sea segura para el consumo humano, sino para todo tipo de industrias y empresas que la utilizan como materia prima y deben cumplir ciertos estándares de calidad.
Algunos de los contaminantes más comunes que se pueden eliminar a través de estos procesos son:
A medida que la conciencia sobre la importancia del agua purificada continúa creciendo, las empresas deben reconocer los beneficios económicos y comerciales de la inversión en sistemas de purificación y potabilización robustos, por ejemplo:
El mercado global de tratamiento de agua se valoró en 469.4 mil millones USD en 2023 y se proyecta que alcance los 773.3 mil millones USD para 2030, en gran parte debido a la demanda de industrias como la alimentaria y la farmacéutica que requieren agua de alta calidad para la producción de sus productos (Grand View Research, 2023).
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que alrededor del 80% de las aguas residuales en el mundo se descargan sin tratamiento adecuado, lo que representa un grave riesgo para la salud pública y el medio ambiente.
Muchas industrias tienen la obligación de tratar las aguas residuales antes de ser vertidas al medio ambiente para evitar sanciones y multas. Por ejemplo, la NOM-127-SSA1-2021 establece los límites permisibles de calidad del agua para uso y consumo humano, así como los tratamientos a los que debe someterse el agua para su potabilización.
Al utilizar sistemas de tratamiento eficientes, las empresas pueden reducir el consumo de agua y la generación de aguas residuales, lo que se traduce en ahorros económicos y una menor huella ecológica.
El reporte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) estima que el uso eficiente del agua puede generar ahorros de hasta el 30% para la industria, lo que contribuye a la sostenibilidad económica y ambiental.
Al eliminar contaminantes y microorganismos dañinos, se previenen enfermedades y se garantiza un entorno laboral saludable.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que más de 2 mil millones de personas en el mundo consumen agua contaminada, lo que contribuye a la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea, cólera y tifoidea.
Los métodos de purificación y potabilización de agua pueden variar según la fuente de agua y los contaminantes presentes. A continuación mencionamos los más comunes aunque, existe una variedad de alternativas y combinaciones empleadas, tanto a nivel doméstico como industrial.
Implica el uso de varios medios filtrantes como arena, carbón activado y grava para eliminar partículas suspendidas, sedimentos, cloro y compuestos orgánicos que pueden afectar el sabor y la calidad del agua.
Por su parte, el carbón activado también es conocido por su porosidad y capacidad de adsorción de pesticidas y productos químicos.
Tiene lugar cuando se separan los contaminantes del agua mediante una membrana semipermeable y resulta muy efectiva, incluso cuando se trata de sólidos disueltos en el agua.
Se utiliza para ablandar o desmineralizar el agua, es decir, excluye los iones que contienen calcio, magnesio y hierro por ejemplo, y que pueden generar escamas y obstrucciones en las tuberías.
La radiación emitida por la luz ultravioleta provoca una reacción fotoquímica que destruye la información genética contenida en el ADN de las bacterias, limitando su capacidad de reproducción hasta eliminarlas completamente.
Es uno de los más utilizados y consiste en la adición controlada de cloro al agua para suprimir microorganismos y bacterias, garantizando su potabilidad. Puede ser de dos tipos: a) inyección de cloro gaseoso; b) adición de hipoclorito de sodio (cloro líquido) o hipoclorito de calcio (cloro sólido).
El ozono es una forma altamente reactiva de oxígeno (O3) que, a diferencia del cloro, no deja residuos químicos en el agua y no produce subproductos de desinfección dañinos.
Se agrega al agua a través de un sistema de inyección que dispersa pequeñas burbujas de ozono, reaccionando rápidamente a bacterias, virus y protozoos, destruyéndolos y eliminando su capacidad de reproducción.
También es efectivo en la degradación de sustancias químicas orgánicas, como pesticidas y productos farmacéuticos, mediante reacciones de oxidación.
Ahora bien, igualmente importante es tener el recurso adecuado para almacenar el agua tratada. Aquí te damos varias razones por las que los tanques de fibra de vidrio son la opción correcta:
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